MARCELO CORONEL - poesía


LA GRAN PULSIÓN

 

De haber sabido

o intuido al menos

lo que llegaría a ser

no hubiera terminado los cimientos.

Es verdad que dormir a la intemperie

no era opción

en ese entonces. Por lo tanto

corresponde absolución. Aquél joven

arquitecto y albañil de la estructura que hoy

oprime al hombre

era inconsciente, tal vez

pero no culpable.

 

Podría explicarse el empeño

desde la gran pulsión: explorar

conquistar mundos inmateriales

atravesados por laberintos.

¿Cómo abordarlos parado en una nube?

¿cómo superar las defensas con brazo endeble?

¿cómo ingresar descalzo en territorio áspero?

Fortalecerse

parecía imprescindible. Los años muestran

que la sangre de aventuras así

está hecha de adversidades y desprotección.

 

También podrían dar pistas

ciertos mandatos

presiones agarradas bajo tierra

engaños, falsedades elevadas

a la categoría de obligaciones

en virtuosa danza con distracciones

y falta de juicio crítico.

 

La paradoja dice

finalmente

que sólo son posibles esos vuelos

teniendo la suficiente cuota de nada

en casi todo

que la necesaria dedicación

está reñida con los deber seres

en los que vamos muriendo

que la forma es entregar

el tiempo de esta vida

al sinsentido

a la utopía

y hacerlo sin descanso

sin ganancia

quedando

como saldo

de toda esa tarea

agotados

vacíos

solos.