Homenaje a un carrero patagónico
Editorial: Chanterelle.
Contenido: Obra en tres movimientos para flauta traversa y guitarra, inspirada en los relatos del escritor argentino Asencio Abeijón, y dedicada a su memoria.
Este álbum puede adquirirse por internet .
Escuche la obra interpretada por el dúo Meridiano (María Amalia Maritano y Marcelo Coronel):
Prólogo de la edición
En enero de 1986 Marcelo realizó un viaje a la Patagonia, en el sur de Argentina. Estando en la ciudad de Comodoro Rivadavia compró un ejemplar de “Recuerdos de mi primer arreo”, uno de los libros de Don Asencio Abeijón. Sabiendo que el autor residía en esa ciudad, se presentó en su casa, con la intención de conocerlo y saludarlo. Don Asencio lo recibió con la amabilidad proverbial de la gente provinciana, y pasaron juntos una tarde conversando y tomando mate. Durante esa reunión, el escritor, que ya contaba más de 80 años, le dedicó el ejemplar del libro con mano algo temblorosa. Años más tarde Marcelo escribió esta música y la dedicó a la memoria de Abeijón, que ya había fallecido.
Texto de la dedicatoria:
“Con afectuoso aprecio a Marcelo. Le deseo buen resultado en su gira, que ha de ser de enorme beneficio para la Patagonia y lo felicito en todo.
C. Rivadavia, Enero 8/86”.
Comentarios del compositor
Esta composición está inspirada en las crónicas del escritor patagónico Asencio Abeijón y dedicada a su memoria. Es un acto de agradecimiento a un hombre que, dotado de una especial sensibilidad y gran poder de observación, nos legó la posibilidad de conocer la vida en la Patagonia de las primeras décadas del siglo XX, pintando el paisaje y sus habitantes de manera vívida, con un discurso directo y sencillo. Está compuesta en tres movimientos:
1. Cañadón Minerales
2. La Mata de molle
3. Pampa del Castillo
Cañadón Minerales. Distante aproximadamente treinta leguas de la ciudad de Comodoro Rivadavia, es el lugar hacia el cual se dirigió el primer arreo del que participó don Asencio Abeijón cuando tenía sólo diez años. El movimiento está concebido a partir de una melodía de hueya que se desarrolla en un principio de manera típica, y que proporciona el material melódico y rítmico para su posterior desarrollo. La hueya es el género a través del cual han cantado sus impresiones aquellos cuya vida transcurrió en los caminos de nuestra tierra, cuando las enormes distancias debían cubrirse a caballo o en tropas de carros.
La Mata de Molle. La infancia de don Asencio Abeijón transcurrió en el particular ambiente de la posta conocida como La Mata, ubicada en las cercanías de la ciudad de Comodoro Rivadavia y así denominada por la gran mata de molle que, a un lado de la casa, la identificaba a la distancia. Paso obligado de quienes realizaban el camino desde o hacia la cordillera, fue escenario de innumerables episodios que han quedado registrados por la pluma de Abeijón. Las postas en los caminos fueron verdaderos epicentros de la vida social de una región, trascendiendo ampliamente el mero rol de ser un sitio para el reabastecimiento. En este segundo movimiento, una serena melodía apoyada en una textura con aires de loncomeo alude al descanso que precede a una travesía (loncomeo es la denominación de una especie musical patagónica que tiene sus orígenes en ciertas prácticas de los pueblos araucanos llamadas rogativas).
Pampa del Castillo. Pampa del Castillo es una altiplanicie ubicada al sudoeste de la ciudad de Comodoro Rivadavia, particularmente árida y barrida por los vientos. Los arreos y tropas de carros que debían atravesarla se exponían a ser sorprendidos por tormentas de viento o gruesas nevadas, circunstancias que casi siempre provocaban enormes pérdidas materiales, y hasta la muerte de hombres y mujeres. Las peripecias de estos desafortunados han sido relatadas por Abeijón de manera veraz y descarnada, dejando así un invalorable testimonio de los sacrificios que debieron realizar quienes poblaron la Patagonia en las primeras décadas de nuestro siglo. El último movimiento de la serie, agitado rítmicamente y duro en lo armónico, pretende plasmar en sonidos las impresiones que los relatos de Abeijón provocaron en el autor.
Marcelo Coronel